Antonio TENORIO ADAME
Una encuesta será el procedimiento para elegir al presunto Presidente de México en el 2024.
Priva la incertidumbre si el favorecid@ será la persona con mayor experiencia, así como con el conocimiento suficiente de los problemas graves de la nación y, a su vez, dispone del probado ejercicio de las políticas públicas adecuadas, como también goce de cabal honradez y lealtad a la Nación demostrada en su responsabilidad pública.
POR DERECHOS DE LA MINORIA.
Los presuntos aspirantes a la Presidencia de la República por Morena presentarán su renuncia a sus respectivos cargos a partir de este lunes 12 de junio.
El proceso electoral del 2 de junio de 2024 se adelantó 10 semanas con el añadido de una guerra de bardas y con giras de promoción a favor de posicionar a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
En sentido contrario, el presidente en funciones, Andrés Manuel López Obrador, acortará su sexenio un mes en afán de ajustar el periodo de mediación entre la elección y la toma de posesión, el 1º de octubre de se renovará el cargo presidencial en Palacio Nacional.
Los Derechos de las Minorías.
El presidente López Obrador desde la mañanera presume la liquidación del efecto antidemocrático del “tapado”, como lo calificaría el doctor Jorge Carpizo de una de las más significativas “facultades extra constitucionales” del presidencialismo “autoritario” del viejo PRI.
Luego referirse a la extinción del “tapado”, en realidad es como aludir a los funerales del vetusto presidencialismo burocrático.
Y sin embargo, la transferencia del poder desde sus orígenes es quizás el acto supremo del saber político cubierto de todos los riesgos. Desde los tiempos del emperador Augusto, en el antiguo Imperio romano, nombrar al sucesor era la antesala de la guerra. Por eso el símbolo mítico del poder, la efigie de la Diosa Fortuna sólo salía del aposento del Emperador cuando éste se encontraba en agonía para su traslado al recinto del “elegido” para iniciar el desempeño de conservar la grandeza del Imperio y evitar la guerra.
A través de los siglos los rituales cambian, pero la finalidad no: Conservar el poder para engrandecerlo en el bien público.
El “tapadismo” surgió como una medida de seguridad para evitar en el periodo post revolucionario las revueltas entre las fracciones, a fin de mantener la gobernabilidad, de tal modo se llegó a situaciones de alto riesgo de soberanía en la elección Ávila Camacho – Almazán (1946); o de represión con Ruíz Cortines-Henríquez (1952); o de usurpación electoral, Salinas- C. Cárdenas (1988).
LOS ACUERDOS DE MAYORIA
El presidencialismo comenzó a menguar su capacidad de nombrar su sucesor a partir del triunfo frustrado de la Corriente Democrática de Cárdenas, Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez en 1988; en contraparte se dio la apertura incondicional del neoliberalismo, promovida por Salinas de Gortari desde el nuevo poder de un presidencialismo transnacional.
El costo del Fobaproa financiado con crédito de 20 mil millones de dólares otorgados por el presidente Clinton, obligó a Zedillo a “tomar distancia del PRI” para favorecer la transición presidencial a los “amigos de Fox”, quienes recibieron dinero extranjero para la campaña electoral.
A partir de la sucesión del Presidente Zedillo, los presidente sucesores no tuvieron la satisfacción de llevar a su candidato preferido, “delfín”, a recibir los honores de ocupar el sillal del Palacio Nacional.
Ahora “Lopezobradorismo” ha fortalecido sus expectativas y reducido sus riesgos, al abrir un espacio a una terna : Sheibaum, Ebrad, López y Monreal, así como otra externa, Noroña (PT) y Velazco (PVEM). Se trata, a la vez, de un pacto de gobierno y de un pacto electoral.
En el primero, se asignan cargos dentro de la escala político administrativa en orden descendente a los niveles de aceptación que revele la encuesta de preferencias, desde el candidato a la Presidencia, luego líder del Senado así como el respectivo líder de los Diputados, para quien ocupe el puesto final de las preferencias ira a un puesto en el Gabinete.
El “amarre” da cohesión a Morena como partido y fracción en el Congreso, el líder del Senado se convierte en factor de control político y a la vez en el cargo de relevancia, conocimiento, y acceso a los problemas nacionales, con este bagaje de asuntos y su permanencia sexenal será un titular seguro y bien capacitado para aspirar a convertirse en el próximo candidato a la Presidencia del país en 2010. Se llega en sus propias circunstancias al formato que prevalece en el Capitolio de Washington, que no es poca cosa. Otro examen distinto es la diferencia de niveles políticos entre los competidores si admitirán entre sí el poder y las órdenes por cumplir.
Por otra parte, el pacto de partidos o acuerdo electoral facilitará la realización del episodio siguiente que es la formación de gobierno, donde un miembro de gobierno irá a una posición destacada de la administración, así como abrir espacios en los Gobiernos de los estados. Evitará que desde la propia mayoría se encumbren personajes que después actúan en su contra, como Germán Martínez.
Ahí se revela una de las debilidades de AMLO, quien es un docto conocedor del quehacer electoral pero no de la formación de gobierno, ni de los poderes que lo integran, como se ha dejado ver en el manejo inapropiado del Congreso de Diputados, como su relación de la Suprema Corte, donde las desavenencias con esta última son de un alto costo resonante.
PARA SU EJECUCION CONSTITUCIONAL.
Un punto que pondrá a prueba la capacidad de armonía en los consensos será la integración del Congreso, donde estará en juego las opiniones del Presidente saliente, el del sucesor, así como el líder respectivo de cada Cámara; ojala que ese consenso sea fructífero que evite la rifa de candidaturas, así a la vez exija el conocimiento profesional necesario para el buen desempeño de la representación que más allá de individuos y partidos, fundamentalmente concierne a la Nación.
En el Congreso reside la unidad de la Nación.